Aprender contando historias: el poder del storytelling
Mientras estudiaba segundo de Bachillerato, como soy una persona que no puede estar quieta, buscaba algo para entretenerme por las tardes, finalmente elegí ayudar a alumnos con sus deberes y exámenes. Mientras daba clase a uno de estos niños, que era muy inquieto pero nada curioso por las asignaturas, pensaba cómo hacer para que se interesara más por la escuela, y buscando nuevas formas para que aprendiera con sentido, se motivara y se conectara con lo que vive en clase, encontré dos herramientas que me parecen muy potentes: el storytelling y el aprendizaje basado en proyectos (ABP).
¿Qué es el storytelling?
En palabras simples, el storytelling es el hecho de contar historias. Y aunque suene algo simple, tiene un poder enorme. Cuando alguien nos cuenta una historia, conectamos con emociones, nos sentimos parte de lo que sucede. Y eso, en educación, es muy potente.
Contar historias permite que los contenidos no sean solo datos, fechas o fórmulas, sino experiencias significativas. Y lo mejor: todos sabemos contar historias.
Un ejemplo que me gustó mucho (y que les dejo aquí) es este cuento breve que encontré titulado: "La niña que preguntaba por qué"
"Había una vez una niña llamada Sofía que no paraba de hacer preguntas. “¿Por qué el cielo es azul?”, “¿Por qué flotan los barcos?”, “¿Cómo saben las abejas dónde está la miel?”. Algunos adultos se cansaban de responder, pero ella no se cansaba de aprender.
Un día, un maestro nuevo llegó a su clase. Él le dijo:
—Sigue preguntando siempre, porque cada "¿por qué?" es el comienzo de una aventura.
Desde entonces, Sofía empezó a anotar sus preguntas y buscar respuestas en libros, experimentos y personas. ¡Terminó construyendo su propio club de ciencia con sus amigos!"
El mensaje de esta historia se resume en que hacer preguntas te abre la puerta al conocimiento.
¿Y qué tiene que ver esto con el Aprendizaje Basado en Proyectos?
Mucho. El ABP es una forma de enseñar en la que los estudiantes aprenden haciendo: investigan, trabajan en equipo, resuelven problemas reales o crean productos concretos. Lo bueno es que el storytelling se puede integrar perfectamente dentro de estos proyectos.
Por ejemplo:
Si hacemos un proyecto sobre el medioambiente, podemos pedirles que creen una historia de ficción donde un río cuenta lo que le pasa.
Si trabajamos la historia, pueden escribir diarios personales de personajes de distintas épocas.
Si abordamos temas de ciencia, pueden inventar un relato donde los protagonistas son las células, los planetas o los órganos del cuerpo.
Con eso no solo aprenden el contenido, sino que desarrollan la creatividad, la empatía, el lenguaje y el pensamiento crítico.
Cuando los estudiantes se sienten parte de una historia, se motivan. Porque cuando crean algo con sentido, recuerdan lo aprendido para siempre. Y, al final, todos aprendemos mejor cuando nos emocionamos un poco.
Creo que una buena historia puede cambiar la manera de aprender. Y que un buen proyecto puede transformar la manera en que los alumnos se relacionan con el aprendizaje.
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